La visión
El sabio miro frente a él. El futuro se le presento... diafano.
Una luz le iluminaba el rostro. Él buscaba los detalles, las sutilezas que pudiesen torcer sus designios.
Oró a sus espiritus protectores. Los Daimonicon que regian las fuerzas de la naturaleza, y que tejian el tapiz de la historia.
- ¡Oh musas y hados! - dijo - no permitan que mis visiones vean la luz de los hombres.
Tal era su poder. Sus sueños, realidades... ¿Que otra cosa más se podria temer?
- Dioses en potencia son; todo ese poder no lo sabran manejar. ¡Gran Constructor de los destinos de estos seres, dadles sabiduria antes que sea tarde!
El anciano bajó la vista... habia escuchado su respuesta.
- Que así sea - dijo, y sonrio...